20.000 trabajadores del automóvil en paro por la falta de materias primas existentes en Galicia

Stellantis Vigo (antiguo grupo PSA) retomó el 29 de mayo su actividad de manera parcial tras el mayor parón productivo de su historia.

Este cese y la incertidumbre que están viviendo miles de trabajadores tiene su origen en la escasez de microchips, una crisis que está afectando a industrias a nivel mundial. Los microchips o semiconductores son uno de los principales componentes de cualquier dispositivo tecnológico: hoy en día ya no hablamos solo de smartphones u ordenadores, sino de cualquier objeto que se pueda conectar a Internet: relojes, electrodomésticos y por supuesto, coches.

El crecimiento exponencial de la demanda de microchips a nivel mundial contrasta con una oferta controlada por unos pocos países: Taiwán, Corea del Sur y Estados Unidos.

Pese a ser unos de los mayores protagonistas de la revolución tecnológica, en Europa no existe ninguna fábrica de microchips. Por este motivo, parte de la industria europea se halla a la merced del monopolio asiático. Stellantis no ha recuperado al 100% su actividad, y lo ha hecho sin saber por cuánto tiempo y pendiente de la oferta de chips en el mercado, productos que además podrían sufrir un aumento de precios debido al actual desabastecimiento.

Por ahora, la suspensión de la actividad en la planta de Balaídos afectó a 10.000 empleados con la aplicación de ERTEs. Sin embargo, las consecuencias de esta dependencia de semiconductores tienen efecto dominó en la industria, ya que la producción de más de 150.00 empresas de la provincia de Pontevedra depende de la capacidad productiva de Stellantis.

La industria gallega tiene que abastecerse con elementos electrónicos fabricados a 10.000 km, cuando en nuestra comunidad contamos tanto con los profesionales y la tecnología adecuada para desarrollarlos, como con las materias primas necesarias para su fabricación. En nuestra tierra existe un gran número de metales considerados como estratégicos por la Unión Europa, entre ellos el silicio, principal componente de los microchips.

Con la apertura de nuevos proyectos mineros y de fábricas asociadas para la transformación de los minerales extraídos, Galicia podría tener una cadena de valor que fortaleciese la economía y el mercado laboral, y que por supuesto, evitase la incertidumbre de depender de un tercero.