La historia de los balnearios gallegos se recoge en una exposición que recorrerá toda Galicia

La Asociación de Balnearios de Galicia inauguró esta tarde en el Colegio de Fonseca la exposición «O lecer das augas. Historia dos balnearios de Galicia». Permanecerá en Santiago hasta el 28 de febrero y nos próximos meses recorrerá las principales ciudades gallegas. Esta iniciativa cuenta con el patrocinio de la Xunta de Galicia y con la colaboración de la AEITEGAL -Agrupación Empresarial Innovadora Termal de Galicia-, de la Cámara Oficial Minera de Galicia y de la Universidad de Santiago.

La secretaria general para el Turismo, Carmen Pardo, presidió el acto de inauguración. También asistieron el vicerrector de Cultura de la Universidad de Santiago, Javier Garbayo; el comisario de la exposición y catedrático de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad de A Coruña, Luis Alonso Álvarez; y el gerente de la Asociación de Balnearios de Galicia, Benigno Amor.

Esta muestra tiene su origen en un convenio firmado en 2007 entre la Cámara Minera de Galicia y la Asociación de Balnearios. En virtud de este acuerdo, el equipo de investigadores que dirige el profesor Luis Alonso realizó un estudio sobre la historia de los balnearios gallegos, centrado en el período 1700-1936.

La exposición consta de doce paneles, además de cincuenta volúmenes seleccionados de la biblioteca del codirector de la Cátedra de Hidrología Médica de la USC, el doctor Luis Rodríguez Míguez, así como botellas, artículos de cosmética y distintas piezas (vasos, inhaladores) procedentes algunas de la colección del doctor y otras cedidas por diversos balnearios de la comunidad.

El gerente de la Asociación de Balnearios de Galicia puso de manifiesto que «esta exposición tiene una enorme relevancia, pues consideramos que hace falta hacer una tarea de divulgación del termalismo gallego desde la perspectiva histórica, cultural, turística y también sanitaria, con el fin de ponerlo en valor». Benigno Amor resaltó que «si en la actualidad Galicia es la comunidad líder en termalismo no se debe sólo la que haya una gran riqueza en aguas minerales, sino que también resultan fundamentales el esfuerzo inversor de los empresarios, el apoyo de la Administración y el reconocimiento social de los balnearios».

Tal como explica el catedrático y comisario de la exposición, Luis Alonso, «desde mucho antes de la llegada de los romanos, nuestros ancestros conocían la influencia de los manantiales termales para las dolencias del cuerpo y del espíritu. La romanización recuperó y potenció esos lugares. Luego, el derrumbamiento del Imperio facilitó el abandono de muchos de los establecimientos termales, pero no acabó con la memoria popular de tomar las aguas para curar las dolencias».

 

A principios del siglo XIX se hizo obligatorio que los balnearios dispusieran de directores médicos encargados de las terapias

En el siglo XVIII comienza una recuperación de las fuentes termales por parte de las élites ilustradas, que se extiende la otros grupos sociales, produciéndose un reencuentro entre la cultura de las élites y la tradición popular de las aguas. Esto coincidió con la publicación de una amplia literatura sobre baños termales por parte de médicos, que comenzaron a recetar a los enfermos la terapia de las aguas.

La primera regulación en el uso de las aguas termales fecha de 1816 y dotó los balnearios de normas básicas para la gestión, inspección y uso de las instalaciones, así como el deber de disponer de directores médicos encargados de las terapias. A partir de 1875 empezaron la construirse hoteles y la oferta de actividades lúdicas atrajeron a clientes más acomodados. El enfermo se transformó con el tiempo en bañista y el espacio de curación en lugar de recreo. Los avances médicos y técnicos impulsaron nuevos usos del agua, mejoraron la higiene y permitieron la aplicación de tratamientos más especializados. Las técnicas tradicionales (baños, bebida o embarrado) se combinaron con otras más sofisticadas como la inhalación de gases, la pulverización, los chorros y, sobre todo, la aplicación industrial de la electricidad a la hidroterapia.

Los balnearios tuvieron a lo largo de la historia etapas de luces y sombras. Con la promulgación del Estatuto de Autonomía, en 1981, Galicia asume la competencia exclusiva en materia de aguas minerales y termales. Además, disponer de competencias turísticas posibilitó sumar fondos públicos a las importantes inversiones personales hechos para la creación y mejora de los balnearios.

El agua mineral como recurso estratégico de Galicia

En 1985 diez empresarios constituyeron la que hoy es la Asociación de Balnearios de Galicia para representar y promocionar el sector. En la actualidad cuenta con veinte balnearios asociados, lo que representa más del 90% del sector en Galicia. Además, la comunidad es líder nacional, pues representa cerca del 20% de la oferta.

Además, el termalismo gallego aglutina a un conjunto de empresas interrelacionadas. Así, en abril de 2010 se constituyó la AEITEGAL -Agrupación Empresarial Innovadora Termal de Galicia-, integrada por 53 empresas, con más de 370 millones de euros de facturación y unos 3.360 empleados. También están asociadas las tres universidades gallegas y diversos organismos públicos.

«Tanto la AEITEGAL como el futuro Clúster del agua Mineral de Galicia están llamados a ser centros generadores de proyectos cooperativos e innovadores que hagan de las aguas minerales un recurso estratégico por su contribución a la dinamización socioeconómica de Galicia», declaró Benigno Amor.