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El desabastecimiento de materias primas afecta a toda Europa

Por lo menos dos tercios de las empresas del sector industrial de Alemania sufren cuellos de botella e incapacidad de hacer frente a los pedidos por los problemas de producción, según el IFO (Instituto de Investigación Económica de Munich). El porcentaje de las compañías germanas con dificultades ha aumentado del 45% al 63,8%, en los últimos meses. «Esta tendencia podría amenazar la recuperación de la economía», señala el experto del centro, Klaus Wohlrabe.

Uno de los problemas principales de esta situación, aparte de la consecuente subida de los precios, es que «en la actualidad, los fabricantes todavía siguen atendiendo la demanda tirando de stock o bienes terminados, pero nos están diciendo que también se están agotando», añade Wohlrabe.

Como ocurre desde hace meses en Stellantis (Vigo), el resto de Europa ya sufre las paradas intermitentes de la producción ante la escasez de semiconductores y microchips. De hecho, el 84,4% de los fabricantes de equipamientos eléctricos en Alemania atraviesan serios problemas para conseguir material. Al igual que el 84,4% de los fabricantes de automóviles y el 48,8% de las empresas de construcción.

En Galicia no se ha cuantificado el impacto, pero la Confederación de Empresarios (CEG) admite su preocupación por «la complejidad y gravedad de la situación porque «el impacto sobre los costes de producción es innegable y difícil de eludir». De la misma forma que preocupan los sectores como la construcción, que arrastra problemas de suministros desde el segundo semestre de 2020, ya que muchas de las materias primas que utilizan son importadas y la demanda no se puede cubrir con la producción interna. «Nos referimos a productos como acero, aluminio, madera, plásticos o cobre, metales imprescindibles en los elementos electrónicos y cuyas disponibilidades llevan al alza muchos lustros, por la altísima demanda y la baja producción», explican.

¿Por qué escasean los microchips y los componentes electrónicos?

De estos componentes dependen las industrias del automóvil y las manufacturas electrónicas como las consolas y los videojuegos. El desequilibrio entre la oferta y la demanda que arrastra el mercado desde la pandemia es la principal causa, pero también el acopio que está haciendo China para garantizar las actividades en sus fábricas a las puertas de una transición verde cuyo éxito dependerá en buena medida del acceso a los minerales.

«Un vehículo eléctrico requiere seis veces más minerales que un vehículo convencional. Una planta eólica marina requiere nueve veces más minerales que una planta de combustión. De igual modo, está previsto que el mercado de baterías de litio crezca entre cinco y diez veces más hasta el 2030, a medida que aumente la demanda de infraestructuras y coches eléctricos», reza uno de los informes de trabajo del Parlamento Europeo.

¿Quién es el dueño y señor de los minerales? «China domina toda la cadena de suministro a través de su liderazgo en el refinamiento y el procesado. Muchos minerales extraídos son enviados para allí», admite la institución. Aunque Chile y Australia albergan las mayores reservas de litio del mundo, la mayor parte acaba en el país asiático, donde se procesa entre el 50 % y el 60 % del litio de todo el mundo. Lo mismo ocurre con el cobalto, indispensable para motores y dispositivos electrónicos. La República Democrática del Congo (RDC) produce el 70 % del cobalto mundial, pero «una buena parte se envía a China, donde se procesa el 72 % del total extraído en el mundo».